Los udonges de Udonge "atrincherados" en Follas Novas
El acircunciso, poliédrico y exégeta coleccionista de udonges, el polifacético mercader compostelano Rafael Silva, prestigioso merodeador de harenes infieles, por motivos teológicos, no está dispuesto a editarme mi última novela: Obscuro sueño de Jesús, cuando lo pactado entre ambos "caballeros", era una edición a mi cargo, en su editorial Follas Novas.
No me importa, en absoluto. En cualquier caso, yo era su editor; de cualquier otra manera, yo seré su editor, por razones estratégicas, a corto plazo. El Concello de O Grove, congeló durante quince años, "La canción secreta de las ballenas árticas", "Premio de Narrativa Lueiro Rey 1993", por motivos ideológicos, entre otros móviles, jamás esclarecidos...
Rafael Silva, independiente de poseer "picassos, laxeiros y mirós", me adeuda una golosa cifra, a favor de mi humilde firma pictórica. Tanto pleito en los últimos meses, lo han arrastrado a una situación económica, "compleja". No entiendo bien, por qué valora tanto mis exóticos lienzos sobre papel de arroz; él, como gurú experto, es dueño de todas las respuestas inverosímiles.
No quiere publicarme en su editorial mi novela más reciente, cuando estaba en nuestro común programa. Yo pago la edición: no Follas Novas.
Como laureado exégeta, discípulo entre otros de Orígenes y Santo Tomás de Aquino, debería saber a sus años, que usura y avaricia, a parte de pecadillos feos, son atributos peligrosos de la condición humana. Un relajado ejercicio espiritual, sería para él, la dieta perfecta del alma: maniobrar en la obscuridad, contra un tasajeado marinero en paro, desde hace cinco largos años, sin apenas ingreso alguno, en este ilusorio mundo nuestro, es un acto realmente abominable y perverso; no es lo mismo atracar a Emilio Botín que a Udonge, para entendernos poéticamente -además de imposible, a nivel operativo...
Más allá, de sus circenses trifulcas con los leguleyos del Rey, tan valioso teólogo está obligado a pagarme hasta el último céntimo, sin entrar a "esbozar" su mediocre actuación, desde una perspectiva ética; para tal menester, que actúe el arzobispo de Santiago, gran valedor suyo, en asuntos de autos de fe contra gentiles, animistas y demás malas hierbas, bajo la viña del Señor.
Hace cerca de una año, un muy popular abogado meco afincado en Santiago y, gran enemigo personal de Rafael Silva, intentó comprarme mi carpeta: no hubo acuerdo. Finalmente, mis papeles emborronados, cayeron en las sutiles garras encratitas, de tan eminente hermenéutico, experto cómo casi nadie, en el laborioso arte de la expurgación ofita y demás excreencias mesalianas.
Mi novela, maldecida por el teólogo expurgador, verá la luz en los próximos meses; los "udonges atrincherados", deberán retornar a mi poder, en un plazo razonable de tiempo; en caso contrario, el Cónsul -mi hombre infiltrado en los kafkianos laberintos de Santiago de Compostela-, entrará vorazmente en acción, rasgando El velo de Isis, así cómo otras insignificantes volupias santiagueras...
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