Pepiño Blanco en la isla de Arosa
Corrupción urbanística, caciquismo electoral y narcotráfico
En Cambados, Pontevedra y Villagarcía, no cuenta el lucense con demasiados admiradores.
Cada vez que abre su bocaza populista y demagógica, el PP nutre sus arcas con miles de votos. Para escarnio de no pocos socialistas pontevedreses, con un amigo así, el PSG no necesita enemigos exteriores.
En la isla de Arosa, vive rodeado de alijos de cocaína, reyertas internas y trapicheos legales colocando a sus sicarios. Es vecino de Marcial, los Charlines, los Oubiña, los Miñanco, el cártel caleño, los killer cucuteños…
No hace demasiados años, mientras ardía Galicia, para desesperación de Emilio Touriño, el degustador de nabos monfortinos, veraneaba atrincherado y sigiloso en su isla bucanera. Nunca se mojó ni colaboró con la ciudadanía; el maromo, nunca asomó el morro por los requemados montes del Salnés.
Mientras el sufrido Touriño arrimaba el hombro en la prensa gallega y, soportaba todo tipo de insultos y retrancas, Pepiño Blanco, escondido en su búnker arousano, se entretenía en echarle de comer a las serpientes rubias de su partido, pues él, es el dueño del serpentario del PSOE, por el momento.
Su lujosa mansión caciquil, quizá no respete la ley de costas…, aprobada en Galicia por el voluntarioso Emilio Touriño, un político tan ineficaz como honesto y sufridor. Soportó un pacto ruinoso impuesto por Pepiño Blanco con el BNG, en contra de su criterio presidencial. La estrategia del lucense, le arruinó, cabreó al PSG y le entregó la poltrona al PP. Analizado con perspectiva, el dueño del serpentario socialista, es su mejor aliado político en Galicia.
Pepiño Blanco comete errores estratégicos enormes. Vivir lujosamente, en una mansión construida “legalmente”, encima de la playa, es cultivo de retranca y escarnio. No es discreto, ni astuto, y sobre todo, no es inteligente.
Los socialistas del Salnés, le detestan a muerte, por su interferencia patológica a la hora de elaborar listas provinciales y municipales.
Ha vuelto a equivocarse de estrategia. El último responsable político, del conflicto laboral con los controladores es él. El “Estado de Alerta”, es digno del franquismo. La derecha mediática y la Patronal le aplauden…, sospechosamente.
En Galicia, empezando por el escarmentado Emilio Touriño, todos sabemos que el degustador de nabos monfortinos, no es ni será nunca de fiar.
Pepiño Blanco, más allá del discurso chabacano y populista, carece de estilo, sutilidad y elegancia verbal.
Mientras Galicia, ardía día y noche, grandes bolsas de plástico repletas de cocaína caleña inundaban las playas de las Rías Bajas. No pocos turistas ponferradinos y monfortinos, entre otros, se labraron una pequeña fortuna.
Echarle de comer a las serpientes es una labor muy peligrosa.
En Galicia, carece de futuro. En Madrid, Zapatero le utiliza con gran maestría sarracena. Llegado el momento, le defenestrará.
Salir en la foto de Prisa, fanfarroneando frente a la turbamulta demagógica y populista, antes de haber matado al oso, es un juego político que requiere mucha habilidad y mano izquierda, artes escénicas que el lucense no posee.
En las Rías Bajas, retrancas aparte, los ladinos votantes del PP le han aplaudido, mientras los zorros plateados del PSG, esperan verle pasar muy pronto camino del cementerio.
Por el momento, el astuto y estratégico Zapatero, no le dejará caer, aunque Pepiño Blanco ya huela a fiambre embalsamado.
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