Biografía incompleta
U
donge nació en Tui: el oeste, el metal, el otoño, la tercera hija, el lago; el Tigre Blanco. Nació en el atribulado y esperpéntico País del Rey Mono, un Año de la Liebre, a la Hora de la Serpiente, mientras la Luna transitaba por Piscis; su ascendente lunar, es o fue, el Jabalí.
Al igual que Joseph Conrad, navegó por Oriente y Occidente. Siendo todavía muy joven, leyó a los maestros taoístas Lao zi, Zhuang zi y Sun zi, sin desdeñar jamás a Esquilo, Shakespeare, Nietzsche, Rilke y Arthur Rimbaud.
Durante sus incontables viajes: por aire, mar y tierra, se cruzó con mujeres de todas las razas; sus enemigos: numerosos como las incontables estrellas negras, no desmienten, que enraizara su cosmopolita Tratado de la Sal, en crisoles de cuatro colores.
Empedernido y sospechoso solitario, al igual que Zarathustra, siempre navegó contracorriente, desdeñando con sarcástica ironía, a mandarines y mandarinatos, urdidos a la espesa y opaca sombra de los dudosos filántropos de su época, onanistas del comercio justo, que ordeñaban inocentemente, el manubrio de la senil estulticia europea, hasta agotar el vigoroso caudal del pensamiento occidental.
De su muerte, real e imaginaria, cómo sucedió antaño con la de su sosia, Licaón el Etíope, casi todo es fábula y leyenda.
Algunos viajeros ilustres la ubican en el lago Tana, ahogándose en su agua mercurial, mientras navegaba por la fétida y sombría corriente egipciana, tratando de descubrir la estrella de Isthar y el cuaderno de Thoth, tratando de encontrar la palabra secreta de Hiram y, de rescatar de las turbias aguas del Nilo Blanco, el miembro perdido de Osiris y el misterioso velo argótico de su hermana-esposa: la gran diosa Isis.
El oráculo chino Yi Jing, menos ambicioso, la situaría en Chen: el este, la madera joven, la primavera, el primer hijo, el trueno; el Dragón Verde...
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