Yo tengo una brújula en mí. En la verdad, tengo dos.
Dos brújulas en mina carne y en mi triste andar.
Tengo, algunas veces, una voz de buena niña,
Esta me hace mejor y cuida mucho de mí.
La otra voz es más dura,
Casi no es voz, casi es ruido.
Tengo miedo, pero si soy solita en el mundo,
Una voz así apoya.
Una vez oigo la buena, otras oigo aquella otra.
Pero mi corazón cansado gustaría de un trago
Que la paz pudiera darme.
Yo tengo sed de las cosas buenas de la vida,
Una flor, una poesía, un abrazo.
La voz más dura no piensa así. Está demasiado resequida.
La otra, la voz clarita, solamente gustaría de oír una ópera,
Escuchar palabras coloridas y tener un sincero amor
Solamente para sí.

Solineide Maria de Oliveira
Noviembre - 2009.

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