La “señorita Trini”: mucama para todo
Una y otra vez, allá dónde vaya, la “señorita Trini”, popularmente la “Trini de ZP”, cosecha fracaso tras fracaso electoral.
Polémicas guerreras aparte, la favorita comparte logopeda con Carmencita Sevilla y Belén Rueda, para afinar su dicción gramatical.
Premiando su esclarecido fracaso madrileño, como recompensa, el restañador leonés de floreros desvirgados, la empujó a buscarse la vida en Exteriores, tras el llanto amargo que sufrió el bobalicón de Moratinos, al perder tan inesperadamente la poltrona. Reverte, un maestro del vituperio, se cebó en él, defenestrado por su patrón.
¿Qué tendrá la “Trini” para Zapatero qué no atesoren las otras ministras? A los briboncillos les encantan las perdedoras trémulas.
Antaño, los Borbones, acumulaban rameras y gonorreas bajo sus impolutos mantos de armiño. Ahora, las favoritas merodeadoras de logopedas mediáticos, aspiran a ser ministra-florero y, practicar discretamente, el manejo de la timocracia.
Demasiada cancha marinera para la “Trini de ZP”. Anda la mozuela perdida consultando mapas, mareas y mareantes de oficio. ¿Cuál será su nueva recompensa ministerial por errar en todo?
Antaño, en las Españas del barbecho y el gazpacho, ser la Puta del Rey, era un salvoconducto hacia la decencia y la honorabilidad. Todas ellas, acababan casándose con sargentos de granaderos consentidores y, al amparo de la larga sombra palaciega, ejercían como celestinas y expertas en remendar virgos ajenos.
Ante el inminente ataque del gallego barbado a la covacha de su mancebía ministerial, le sería de utilidad aprender a conducir un motoconcho dominicano y, abrir una clínica especializada en himenoplastia para mulatas barraganas frecuentadoras de la “Casita Verde” y “Casa Herminia”.
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