Prostitución política y decadencia intelectual en Cataluña
El circo mediático no cesa nunca de vomitar extravagancias, a la hora de apoderarse de los votos. El PSC ofrece orgasmos y mamadas gratis, a cambio del voto de los parados. ¿Por qué las chorbitas del maromo Montilla no montan una carpa solidaria en La Rambla y nos ofrecen bacalao y felaciones a cargo de su partido? Los parados catalanes seríamos agradecidos con semejantes “activistas sociales” y, depositaríamos en sus lubricadas urnas, nuestro esperma avinagrado por la crisis y nuestra escasa confianza política.
Entre rositas montaraces, marujonas planetarias, anitas insaciables y, almudenillas erotómanas, el circo literario ibérico, es un muladar de corrupción y ausencia absoluta de dignidad literaria. Basta, con salir en el listado del amigo protector, figurar en su nómina y, los premios artísticos caen solitos, bajo el peso de su `propia podredumbre otoñal.
En Bruselas, nadie duda que España es el país más corrupto, antidemocrático y judicialmente chapucero de la UE, a pesar de los esfuerzos del melancólico Almunia, por enjabonar los trapos sucios nacionales. La Corte y Villa del Rey Mono huele a putrefacción y deflación icónica.
Para medrar rápido y ser un “don alguien”, es necesario ejercer con buen oficio el clientelismo y la prostitución intelectual; en caso contrario, uno corre el riesgo de ser un paria periférico para el resto de su vida.
La mediocridad y la putrefacción, son un verdadero chapapote que asola la vida cultural nacional, marea negra bien canalizada y distribuida, a través del régimen monárquico juancarlista.
A la reciente “Feria de Beijing-2009”, el Ministerio de Cultura, envió a autores impresentables, que jamás debieron pisar territorio chino. En certámenes y demás tómbolas bananeras, donde lo que menos cuenta es la literatura, el apoltronamiento es apabullante, aparte del amaneramiento frente al Poder leviatánico de ciertos plumillas, con ínfulas de grandeza profética, ajusticiando al enemigo periférico y francotirador, de sus atrincheradas columnas con dominicales, con fuerte tufo a pesebre.
La decadencia nacional que vive España y Cataluña, es un espejo que se refleja a nivel mimético en su apestoso caldillo literario. Premios nacionales amañados; autores manipulados por sus editores; ausencia de riesgo creativo, en el arte de escribir con belleza e independencia y, no ser editado. Lo importante, en la Babelia actual, es “ser alguien en la Media”, antes “que hacer algo” con dignidad.
Autores mediocres –especialmente féminas-, son mayoría aplastante. Sus obras, envejecen rápido y mal. Cada diez años, mercaderes y mandarines de la tinta, los utilizan como condones y bolígrafos solidarios: usar y tirar a la basura; en la escalera, hay una legión de glotonas mamoncillas y demás mamelucos adoctrinados, dispuestas a lo que sea necesario, con tal de triunfar antes de los cuarenta años, para ser un triunfador, ante ellos mismos...
Un nefasto ejemplo actual, es el cine poco sólido de Almodóvar: no soporta el paso justiciero de los años, como el mal vino manchego…; sin embargo, los espesos sueños no domesticados de Luis Buñuel y Víctor Erice –autores de culto-, huelen a frescura y modernidad, mientras que otros laureados cineastas confesos al Poder, atufan y apestan a subvención e interesada prostitución intelectual.
Quién sale siempre perdiendo, a medio y largo plazo, es el lector honesto que busca calidad y envergadura, no florecillas trémulas de corto recorrido estacional.
Escribir una novela –buena o mala-, requiere un trabajo desmesurado. El artista actual español, evita el riesgo creativo y juega sus cartas a favor del mercado mediático. No está dispuesto a hipotecar dos o tres años, para después verse maltratado por un editor. Entonces, pacta con el diablo y acepta las reglas del juego. Si es ambicioso, cínico y manipulador, con larvada astucia sarracena, podrá convertirse en un “intelectual orgánico de plantilla” y, rentabilizar a plazo fijo, su mediocridad artística. Con un poco de suerte, algunos llegarán a ser “Conselleiros”, inquisidores literarios, comisarios políticos del régimen monárquico, embajadores culturales de Galicia en China… Pura perversión endogámica, cómo en la España cainita y tenebrosa de Mariano José de Larra.
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